Desde el centro, los tonos rojizos, dorados y verdes se expanden como un pulso en llamas. La obra evoca la energía primaria de la naturaleza en movimiento, un estallido que combina calor y vitalidad, recordando la fuerza inagotable de lo vivo.
Observación: El diseño puede presentar ligeras variaciones en su composición según la medida elegida, conservando siempre la esencia de la obra.
